Arte y sabiduría

Origen

Origen

Para entender que representa nuestra firma, el valor de sus obras y su compromiso, tenemos que emplazarnos a nuestros orígenes, a los fundadores de lo que hoy somos. Han pasado varias generaciones y la esencia y meta sigue siendo la misma que evoca el eslabón clave de nuestro linaje, Don Luís Serrano López, en su escrito “Arte y sabiduría”.

Damasquinador

Era el año 1919, yo apenas tenía 6 años. La filosofía de disfrutar el momento lo impregnaba todo, vivíamos en los agitados años veinte. Fue en esa época cuando mis padres abrieron la Fábrica y Exposición de Joyas de Arte Toledano, un taller dedicado al damasquinado, la quintaesencia del arte manchego.

Desde el principio me encantó acompañar a mi padre por el taller, contemplando cómo piezas de metal se transformaban en objetos asombrosamente deliciosos. Lentamente, martilleando exquisitos diseños sobre el acero para ser incrustados con ríos de oro y plata, la belleza de una futura obra de un arte histórico comenzó a aparecer. Y digo histórica porque, aunque fue traída aquí en el siglo XVI por los árabes de Damasco, capital de Siria, sus orígenes se remontan a civilizaciones antiguas; la daga del faraón Kames encontrada en Egipto data del 1700 a.C.

A mediados de los años veinte, el taller dejó de ser un patio de recreo de la infancia, ya que me centré en el negocio familiar que tanto me atraía. Comencé, como tantos otros aprendices, con la formación en plata, absorbiendo cada palabra y cada gesto de mi padre, con la intención de mejorar mi propio trabajo. Poco a poco me fui familiarizando con el cortador, el martillo y los diferentes cinceles de grabar, aprendiendo las técnicas de un oficio totalmente artesanal; el damasquinado también conocido como atauj’a. Saboreé mi profesión, sintiendo el peso de la historia de esta ciudad tras cada golpe de cincel.

Cada pieza de damasquinado hablaba a través de sus dibujos de una época, contando leyendas que se desplegaban en el filo de una espada.

Pieza a pieza, me dediqué a mi trabajo, especialmente al grabado, esa etapa que da vida al diseño, y que lo hace único. Empecé a descubrir que la clave del damasquinado no es otra que el dominio y control del diseño, la creatividad. Cada pieza nace de la paciencia, siguiendo las técnicas tradicionales utilizadas por mi padre durante tantos años. No hay secretos. No tenemos más herramientas que nuestras propias manos, nuestra imaginación y la vocación de verdaderos maestros, que luchan por preservar la esencia del damasquinado.

Al principio el damasquinado se usaba para decorar armaduras, espadas y otros tipos de armas con flores y patrones geométricos de influencia musulmana y mudéjar.

Hoy en día el damasquinado se ha convertido en una auténtica joya de formas elegantemente trabajadas para decorar una gama de objetos mucho más amplia. Como resultado, se reciben numerosos encargos de importantes personalidades que vienen a Toledo en busca de una artesanía tan reconocida como escasa en el resto de España.

A pesar de estas nuevas aplicaciones, el trabajo tradicional, especialmente el de la fabricación de espadas toledanas, se sigue llevando a cabo. La reproducción de las espadas de personajes históricos famosos es muy habitual, tales como las espadas de los Caballeros de Colón encargadas por la embajada de México.

Toda una vida dedicada al oficio de las personas que amo. Toda una vida cultivando la incrustación de metales preciosos en superficies rugosas, buscando formas de ofrecer algo nuevo, de innovar. Mi deseo de estudiar me llevó a descubrir nuevas técnicas como la creación de relieves en oro y plata. Con este método pude alcanzar la originalidad que tanto buscaba, paradójicamente aportando un toque moderno a una artesanía tradicional.

Mi obra maestra.

Debo hablarles de mi obra favorita: el ánfora. Una pieza de dimensiones espectaculares, cuidadosamente
trabajada, en la que las perlas de oro y las decoraciones con detalles de la sala capitular de la Catedral de Toledo; además tiene esa mezcla de verdadero estilo árabe y el más puro estilo renacentista. Una filigrana, reconocida y admirada, de la que nunca me gustaría separarme.

He visto como mi obra ha evolucionado conmigo, creciendo y prosperando, alcanzando la cúspide del éxito en todos los concursos de artesanía local y nacional.

Después de esta larga carrera como maestro artesano, como manda la tradición, ahora soy yo quien transmite el oficio que corre por mi sangre para que el sonido tintineante del arte toledano siga despertando la centenaria judería.

 

De generación en generación, así es como llegó este oficio, como lo hemos aprendido, como lo hemos apreciado, como lo hemos vivido desde su llegada a Toledo.

Luis Serrano López, Maestro artesano del damasquinado.

 

 

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